Son unas esponjas orgánicas hechas a mano con la raíz de una planta que es originaria del sudeste asiático. Son biodegradables, totalmente naturales y no llevan ningún colorante ni conservante ni pigmento artificial. Limpian la piel eliminando sebo, suciedad e impurezas mediante una suave exfoliación. Su textura especial extra-suave (apta para la piel más sensible) masajea placentera y delicadamente nuestro rostro.
La primera vez notarás una esponja en seco, áspera y rugosa. Remojarla con agua templada para que absorba agua y se vuelva suave y blanda. El primer paso es siempre humedecerla con agua y dejar que se hinche un poco.
Luego de usar, enjuagala muy bien para evitar residuos. Escurrí, sin retorcer, al máximo con ambas manos para evitar que quede agua en su interior. Dejala siempre colgada de su hilo, en un ambiente ventilado. Evitá el contacto directo con el sol.
Cada 10 días lavala con agua caliente, no hirviendo, y jabón neutro para sacar cualquier residuo que pueda tener.
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